Un mes y medio ha permanecido en Perú Alberto Pozo en su primer salto del charco para torear en tierras americanas. Han sido cuatro tardes en las que ha intervenido, con resultado satisfactorio, pero sobre todo se trae para España muy buenas sensaciones, importantes las de sentirse torero y respetado, con la mente puesta en la vuelta que podría ser muy pronto. Podían haber sido alguna más, pero las condiciones de los transportes en ese país, no le permitieron poder cumplir con todo. Pozo ha hablado para este periódico con sinceridad y nos ha contado lo que ha vivido, todo muy distinto a España.
«Volví el sábado a medio día, por lo que he estado en Perú un mes y medio. Al final he toreado cuatro tardes, pues salí de España con tres contratadas y al final salió otra más y algunas que se han quedado sin poder torearlas. Perdí una el 16 de agosto porque no pude llegar y otras que se han quedado para el mes de octubre, pero hay que pensarlo y ver si compensa y no se si volveré la semana que viene, si es así volveré pronto, pero si no compensa, como digo, habrá que esperar hasta más adelante».
Las condiciones son distintas que en España. «Allí, de las cuadrillas se encargan ellos y les pagan, por lo que nosotros ajustamos el dinero que cobra el torero. Los billetes del avión se los pagan a las figuras y a los que torean en ferias grandes, pero a nosotros te arreglan un dinero para que puedas hacer el viaje y ajustar varias corridas a fin de que sea rentable ir a torear».
Han sido cuatro tardes. «La primera fue en Huamachuco el 19 de agosto en la que di una vuelta al ruedo tras petición de oreja, además hacia poco que estaba allí y me dio el mal de altura y no lo pasé muy bien, ya que está a más de 3.000 metros de altitud. La segunda fue el 21 de agosto en Rosaspata en la que salí en hombros al cortar dos orejas. Aquí iba a torear dos toros y al final solo toreé uno y menos mal, porque el segundo, que lo toreó otro, salió toreado. El 21 de septiembre toreé en Ranrahirca, cortándole las dos orejas al toro que maté, saliendo en hombros y el 25 de septiembre lo hice en Coasa, en la que también hubo petición de oreja pero no me la dio el presidente».
Entrenamiento. Un mes entrenando y viviendo en torero. «Entre la segunda y tercera tarde pasó un mes, pero la verdad es que me vino muy bien porque estuve yendo al campo. Me llevaban a una finca en la que me echaban vacas que estaban toreadas, pero a eso estoy acostumbrado aquí y todos los fines de semana íbamos a torear a esa finca y me echaban un par de vacas y una vez me echaron tres o cuatro vacas viejas que me sirvieron mucho».
No tiene nada que ver con España. «No imaginaba como era por allí. Es complicado y ahora al volver valoro mucho a los toreros de allí y a los que se van de aquí para torear y aguantan, porque el toro de allí es muy complicado. Es cierto que la mayoría son más chicos y te puedes encontrar que para torear te echan o un toro de cinco años en adelante o un becerro con dos años porque no tienen guarismo. También me ha ocurrido que iba para matar dos toros y al final no habían embarcado todos los toros y quedaban tres toros para los dos matadores, por lo que el tercer toro lo sorteábamos entre los dos, sin problemas con los compañeros, pero no te imaginas nunca lo que te vas a encontrar por allí».
Te sientes torero al menos. «Lo he hablado con mi mujer, porque lo complicado que es para ir y torear, dejando aquí a la familia, subirme al avión por primera vez en mi vida y sin conocer a nadie allí, se compensa porque vives en torero y se te respeta mucho, como aquí se respetaba a los toreros hace 60 años. Antes de irme hablé con Pedro Marín y Miguel Tendero, que conocen el sitio y cómo hay que hacer las cosas. Miguel me orientó lo que tenía que hacer en el aeropuerto y como moverme. Luego al llegar te encuentras con gente muy buena, porque si bien es otro mundo, también lo es para los toreros, como decía antes, hay un respeto tremendo a los toreros y así te sientes, por lo que esos recuerdos me los quedo para toda la vida». No está claro que vuelva ahora. «Es otra de las cosas que tienen, que hay poca formalidad, así que si se cierran y aseguran las fechas, volveré este mes de octubre y si no, ya hasta enero y marzo, no vuelvo pues para el año que viene si que hay cosas comprometidas».