El sábado, el torero Samuel Navalón dio un importante toque de atención en la primera plaza del mundo, al cortar una oreja en el segundo toro de su lote, un animal con el hierro de Juan Pedro Domecq, un cinqueño con 604 kilos que no se lo puso nada fácil y que a punto estuvo de mandarlo al cuarto del cloroformo, pero la seriedad, firmeza y valor del joven diestro, que cumple 20 años el próximo sábado, le hicieron pasear una valiosa oreja que, sin duda ha de valerle para su carrera. Era su confirmación de alternativa apenas dos semanas después de haberla tomado en Albacete y para nada notó la falta de oficio, sino todo lo contrario, se le vio sereno, muy solvente y pareciendo que llevaba ya medio centenar de corridas a sus espaldas. Con el que abrió plaza, el de su alternativa, del hierro de Garcigrande, de 624 kilos y de nombre Misterioso, estuvo a un gran nivel y sólo la espada le privó de una puerta grande que se mereció por actitud y aptitud. El propio Samuel Navalón ha explicado a La Tribuna de Albacete sus sensaciones en este importantísimo día de su carrera.
¿Satisfecho por lo vivido en la plaza de Madrid?
Ante todo estoy contento y feliz por lo que he vivido y todo lo que ha sucedido y quizá satisfecho, pero como no me gusta conformarme con nada, siempre quiero más y más, pero repito que estoy contento por lo que he podido vivir y sentir en la plaza.
¿Cómo fue ese brindis en el primero de su lote?
El primero lo brindé a mis padres y también a dos amigos de la familia que son muy seguidores míos, como si fueran mis tíos, que van a donde voy. Les prometí que, si Dios quería que fuera matador de toros, les invitaría a todas las corridas en las que torease y en Madrid así fue.
¿Puede decirnos cómo fue esa ceremonia de confirmación?
El maestro Ponce me dijo que esta era la profesión más dura y sacrificada, pero que todos los esfuerzos merecían la pena y que me entregase al máximo y sobre todo palabras de afecto, cariño y ánimo en un día tan especial.
Portagayola y el toro sale distraído, unos segundos terribles...
En esos momentos pasan muchas cosas por la cabeza en ese tiempo tan corto desde que sale de toriles hasta que le das el lance y es cierto que salió distraído y frío y hasta que se centró en mí, pasaron muchas cosas por la cabeza, pero es cierto que conseguí aguantar al máximo y gracias a Dios la larga cambiada salió bien y los lances posteriores, no salieron como hubiese querido, pero bien.
Embistió bien, pero poco tiempo.
El toro tenía una embestida que me gustaba mucho porque tenía profundidad y empujaba y se hundía en la muleta, pero no era el mejor para Madrid porque le faltaba un poco de continuidad, pero en las dos primeras tandas embistió de categoría y logré conectar con el público, pero luego se paró y había que buscarle la colocación y cuando no hay ligazón, cuesta mucho más transmitir. Me dio coraje pincharlo porque estos toros que abren la corrida, en una plaza como Madrid, se vivió todo con un poco de frialdad, pero lo puse todo y durante la faena pude vivir momentos bonitos.
Dos avisos, el segundo injusto, pues la ceremonia de la confirmación lleva su tiempo y el reloj contaba.
La faena no fue larga, pero como empieza a contar el tiempo desde el cambio de tercio de banderillas, el presidente no tuvo en cuenta que la ceremonia duró su tiempo, el cambio de la espada por la ayuda y el brindis, me asusté cuando me dieron el segundo aviso, porque del segundo al tercero hay poco tiempo y además tuve que descabellar.
Con el segundo de su lote, ¿tiró la moneda?
Le vi buena embestida y calidad, pero lo que sí es verdad es que el toro se gastó de más al tenerlo que meter tres veces al caballo, ya que en el segundo se partió la vara y no me permitieron cambiar el tercio y esas tres entradas al caballo mermaron un poco al toro y aunque en las primeras tandas no lo hizo mal, conforme fue avanzando la faena, el toro empezó a defenderse y a soltar la cara, pero quise apostar desde el primer momento y así lo pude plasmar en la plaza, toreando comprometido y dispuesto, como voy buscando. El inicio de rodillas no fue lo más indicado para la condición del toro, pero es algo muy mío y mi manera de concebir el toreo y lo intenté y la afición se dio cuenta que venía con toda la actitud. La voltereta ocurrió en un momento en que se metió por dentro. Yo sabía que en algunos momentos soltaba la cara y me pasaban los pitones muy cerca del muslo, pero obedecía e intenté apostar, pero en ese momento me arrolló. Fue un momento clave en la faena, o crecía o se venía abajo e intenté hacer un último esfuerzo y la faena se vino arriba, además volví a la mano izquierda porque los naturales anteriores a que me cogiera tuvieron mucha intensidad y quise seguir por ahí. Al final le di unas bernadinas sin espada porque así había un poco más de pantalla para que pasara el toro y fueron muy ajustadas y fueron ese último empujón que necesitaba la faena para conseguir cortar la oreja, rematando con una de las estocadas más contundentes de la temporada. No se me podía escapar y era consciente de ello y aunque hizo amagos de echarse, cuando cayó, lo hizo patas arriba y me gustó mucho que la afición me lo reconociera en una tarde tan importante para mí.
Una vuelta al ruedo con la oreja que supo a gloria.
Fue algo maravilloso que venía soñando cuando entrenaba y algo que me emocionó mucho, porque era un objetivo cumplido después de una temporada intensa en las que he tenido que tomar muchas decisiones, como confirmar la alternativa en tan poco tiempo, por lo que cuando le corté esa oreja, me sentí el hombre más feliz del mundo.
¿Todavía no suena el teléfono?
De momento todo sigue igual. Durante estos días me están llegando muchos comentarios y me están felicitando todos, pero bueno, de momento sigue todo igual y termino la temporada el próximo domingo en Las Rozas con el maestro Perera y el maestro Ginés Marín y de momento, como digo, es la ultima corrida, ojalá y pudiese salir alguna más, porque ahora es el momento en que no quiero que termine la temporada. El cartel de Las Rozas, con los toros de Buenavista es muy ilusionante y lo afronto con la esperanza de que sea un triunfo rotundo y pueda acabar la temporada como deseo.