Pep Guardiola, todavía a sus 53 años y en activo, ya tiene trato de leyenda de los banquillos. Son 39 títulos en apenas 15 años y medio de carrera -el segundo que más de la historia tras Alex Ferguson, que acumuló 49 en 39 temporadas-, tiene un porcentaje de 'puntaje' del 77,6 por ciento (681 victorias y 147 empates en 940 partidos dirigidos), sus equipos han marcado 1.200 goles y solo encajado 411 y, un dato concluyente: ha ganado 12 de las 15 Ligas que ha planificado desde el banquillo. Solo se le escaparon la 11/12 en el Barça (tres títulos), se llevó las tres con el Bayern y lleva seis con el City (fue tercero en la 16/17 y segundo en la 19/20). Con ese bagaje, imposible de calificar sin superlativos, jamás había perdido cuatro partidos seguidos.
Hasta esta campaña. Cayó en la Carabao Cup (Copa de la Liga) ante el Tottenham (2-1), le sorprendió el Bornemouth de Iraola (2-1) en la Premier después de 32 duelos sin perder en Liga, fue arrasado por el Sporting de Lisboa de Gyokeres en la Champions (4-1) después de 26 choques invicto en Europa y, cuando intentó recomponer el rumbo en la competición doméstica, el pasado sábado cayó en Brighton (2-1): por primera vez tras 63 triunfos y ocho empates, el Manchester City perdía un encuentro en el que llegaba con ventaja al descanso.
Lesión y racha
«Imagínese que los Warriors pierden a Curry o que aquel Barça, el de los mejores tiempos, pierde a Messi. Rodri es irremplazable». La reflexión de Guardiola no fue casual: sin el futbolista español, flamante Balón de Oro 2024, el brillante y lujoso City baja un par de peldaños. Al fin y al cabo, la ausencia del mejor mediocentro del mundo, el jugador que da sentido al partido, el que tiene la idea y logra que se juegue a lo que él quiere, pesa mucho en el Etihad.
El técnico, sí, no había perdido nunca cuatro partidos seguidos su equipo no lo hacía desde 2006. Y la seis últimas derrotas del City en la Premier han tenido un denominador común: la ausencia de Rodri. El año pasado no estuvo ante el Brentford (mayo), los 'Wolves' (septiembre), el Arsenal (octubre) y el Aston Villa (noviembre); y este año se ha perdido los duelos de noviembre ante Bournemouth y Brighton por culpa de la terrible lesión de rodilla que se produjo el pasado 22 de septiembre ante el Arsenal, una rotura del ligamento cruzado anterior que le tendrá de baja hasta el próximo curso.
Mateo Kovacic está 'haciendo de Rodri'… pero no es él. «Sustituir a alguien como él no es nada sencillo», decía el croata. El equipo se mantiene en varios parámetros estadísticos y pierde ligeramente en otros: concede más remates al rival (6,25 antes, 6,86 ahora) y gana menos duelos (46,7 a 47,5 por ciento)… pero, sobre todo, recupera menos en campo contrario: 11,9 balones por partido desde la lesión del madrileño, 16,8 con él sobre el campo.
«El Liverpool ganó la Champions y la Premier. Después perdieron por lesión a Van Dijk y se fue a la Europa League», reflexionaba el entrenador catalán, que ha visto una degradación clara en su ataque respecto a la 23/24: los tres máximos asistentes de la temporada fueron De Bruyne (que ha estado fuera todo el inicio del curso), Julián Álvarez (fichado por el Atlético este verano) y Rodri, roto desde hace mes y medio, y el que más pases de gol dio en juego, sin contar el balón parado. Unido al bajón de Foden, suplente en los últimos choques, la 'Haalandependencia' (15 goles esta temporada) es flagrante este año.
En el curso en que el Balón de Oro reconoció la figura del mediocentro, en la campaña en que un gigante como el Real Madrid es capaz de incorporar a la mayor estrella del mundo (Mbappé) pero echa de menos a un pivote alemán de 34 años, la ausencia del mejor 'cinco' del mundo, convertido por hoy en un tipo letal, vertical y capaz de empujar a todo un equipo hacia la gloria, ha condenado al City a vivir una crisis inesperada.