Juan L. Hernández Piqueras

Juan L. Hernández Piqueras


Inquina política

30/01/2025

Las políticas que mejoran la vida de las personas deberían estar al margen de las luchas partidistas. Si se gobierna o se gestiona para ganar elecciones y no para mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos, se está engañando al pueblo que antes o después se revolverá contra los políticos hacedores del engaño al tiempo que cada instante agranda la brecha que separa a esos políticos del pueblo que los vota. Ya hace tiempo que en este país la inquina política crece, hay ya verdadera animadversión hacia la política por parte de un sector de ciudadanos cada vez más amplio y situaciones como las que se están viviendo en estas últimas semanas contribuyen de manera incontestable a ello. Es el caso de las pensiones, un tema que debería estar al margen de la batalla política de cada día; que las pensiones sufran las consecuencias de la incapacidad de diálogo y negociación de los partidos políticos es inmoral y colabora de una manera directa el evidente desapego que aumenta en la sociedad y ante sus representantes políticos. El ciudadano que vive de su pensión, como el trabajador que paga el transporte público para desplazarse cada día a su puesto de trabajo, las familias que dependen cada mes del Ingreso Mínimo Vital o tiene que pagar el alquiler desorbitado de su vivienda, no puede estar bajo la incertidumbre de las negociaciones infructuosas de los partidos y de la incapacidad de éstos para alcanzar acuerdos en materias y asuntos tan vitales y socialmente trascendentes como los citados. La clase política parece haber tomado como rehenes a los sectores más débiles de la sociedad y traslada su pelea a la arena de unos asuntos con los que no debería jugarse.