En medio de la tragedia en Valencia han surgido infinidad de historias de compañerismo, amistad y apoyo entre los civiles y las Fuerzas de Seguridad que se han unido para el mismo fin: asistir a los afectados. «Ha sido un honor poder ayudarlas», asegura el teniente de la Guardia Civil, Cristian Lacalle, al reencontrarse con Teresa y su cuidadora -también Teresa-, dos de las personas a las que salvaron de morir ahogadas en la localidad de Chiva el pasado 29 de octubre.
Un total de 12 agentes socorrieron a decenas de vecinos que estuvieron a punto de perecer por los efectos de la DANA ese día, entre ellas las mujeres que se reencontraron con el guardia civil que participó en la labor de rescate. Ambas están bien después de que las sacaran de la planta baja de su casa y las subieran a una zona más segura tras forzar la puerta de hierro de la vivienda. «Veníamos de fuera y nos llegaba el agua muy alto», recuerda el teniente a las afectadas, que le dan las gracias continuamente.
«Sabía que las dejaba a salvo», recuerda Lacalle, que explica cómo tuvieron que marcharse para rescatar a otras personas. Porque, según explica, había reventado la cañería general del gas, lo que se juntó al peligro del agua: «tuvimos suerte de que no explotara», relata. «Nunca lo olvidaremos, de corazón, nos ha salvado», señalan las dos mujeres.
Un vídeo difundido por la Guardia Civil muestra también a dos agentes que ayudan a una vecina mayor que vive sola y que pide alimentos y artículos de limpieza por la ventana. Tras acudir en una furgoneta de voluntarios, suben los productos y los colocan en su casa. Así, los aviadores de la Base Aérea de Cuatro Vientos del Ejército del Aire y del Espacio han trabajado mano a mano con operarios del Ayuntamiento de Barcelona y la empresa Transa, que se han volcado en liberar y desescombrar las calles afectadas, trabajos que se han realizado de forma altruista. «Por todo lo que he visto he sentido muchas ganas de llorar, he estado muy mal, pero estoy contento, siento que he sido útil», revela un conductor.
Todos colaboran, incluso los más pequeños. «A sus siete añitos, Paula, hija de nuestro compañero Francisco Javier, iza de nuevo la bandera de nuestra casa cuartel de Utiel que quedó totalmente inundado», cuenta la Guardia Civil.
Desde que se produjera esta catástrofe natural, decenas de organizaciones también se han volcado en ofrecer apoyo a los damnificados de una manera u otra. Es el caso de la Federación Española de Bancos de Alimentos (FESBAL), que ha adelantado el inicio de la fase de donación de la Gran Recogida, o el fundador de la ONG Mensajeros de la Paz, el padre Ángel García, quien se desplazó a Valencia a las pocas horas de la catástrofe con un convoy con alimentos y productos básicos.