Poner una pica en Flandes. El famoso dicho de la época de Felipe IV sobre la dificultad de los tercios para combatir en aquella zona, entonces española, se puede aplicar, y se aplica en tantas ocasiones, y cuestiones, ajenas. Y, por tirar de frases típicas, y tópicas, viene como anillo al dedo para una hazaña de cine, y nunca mejor aplicado al término, que está logrando Tuti Fernández con su película La fuga' Porque este primer film del que es director, guionista y responsable de la banda sonora el albacetense, va a estrenarse próximamente, casi seguro en mayo, en Madrid. Todo un logro cuando la inmensa mayoría de los largometrajes españoles nunca lo consiguen. Una muesca más para engrosar su amplísima hoja de servicios a la cultura también en otros campos, como la música y el teatro, en los que sigue de actualidad continua.
Al margen de este posible recorrido por las salas españolas, ahora para el cine independiente existe otro escaparate que son las plataformas digitales que ayuda a que los filmes dispongan de una segunda vida y no terminen en un cajón. «Es verdad que esta nueva opción que antes no existía es muy buena, sobre todo, como en nuestro caso, da pie a los pequeños productores para poder vender sus creaciones». Y considera que, aparte de esta cuestión, el cine independiente español «está más vivo que nunca».
Además del conocido periodista, comunicador y actor que es Sergio Pazos, en La fuga colaboran otros famosos intérpretes como Pablo Carbonell, Josema Yuste y David Fernández, quien encarnó al popular Chiquilicuatre. Aunque, cual presume Tuti, los protagonistas del film son personas mayores poco conocidas, como exigía el argumento de un grupo de seis ancianos que se escapan de una residencia para tras varios sucesos terminar organizando conciertos en Angola, donde se rodó parte de esta original fuga.
Más allá de la propia trama, la película -de cerca de dos horas de duración- ayuda a reflexionar sobre los problemas y conflictos de los ancianos cuando son conscientes de que se encuentran en el último y breve tramo de su vida. Porque, como sugiere su autor, su idea, aparte de las aventuras que le ocurren en la película a sus protagonistas, es de ver cómo puede, y debe, afrontase esta etapa «y de la manera en que hacemos frente al tiempo que nos concede la existencia».
La lógica satisfacción que embarga a Tuti se incrementa porque de las tres mujeres protagonistas -en un reparto igualitario porque también hay tres hombres-, destaca una actriz albacetense, Bel Orfilia, de 83 años, que fue un auténtico descubrimiento para él y para el resto de intervinientes. «Es que, además de bordar su papel, asombraba con una vitalidad fuera de lo normal, amén de una personalidad que en pantalla no puede hacer otra cosa más que repartir sonrisas».
Este largometraje, que se une a los muchos cortos, la mayoría cargados de un humor tan de la tierra que también ha dirigido, le sirve para abordar otro asunto desgraciadamente habitual en nuestro país: el desprecio que mucha gente expresa hacia el cine patrio. Algo que, como a su admiradísimo José Luis Cuerda le rebela, ya que se moja y bien al declarar, así de inicio, que en España se hace un cine maravilloso «desde que se inventó».
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