Aluex sigue con su programa de conferencias en el salón de actos de la Diputación Provincial. Celia Monteagudo García habló sobre Manos Unidas. Un proyecto que nos humaniza a todos. La presidenta delegada de la organización comentó a La Tribuna de Albacete diversos aspectos de interés sobre su intervención.
¿Por qué el proyecto nos humaniza a todos?
En primer lugar, tengo que decir que la Iglesia nos dejó ese espacio también para que mujeres, que en aquellos tiempos estaban dedicadas a la familia, para que pudieran dedicar una parte de su tiempo a una ONG relacionada con el tercer mundo, con los que tanto sufrían y tanta hambre pasaban, nos ha humanizado a todos a lo largo de los años, porque cuando comienza Manos Unidas en 1959, empiezan a ver que dos terceras partes de la humanidad están pasando hambre, Manos Unidas no existía, era Acción Católica y la rama femenina decidió unirse a esa lucha contra el hambre.
Con proyectos.
Claro, ves como esos proyectos les cambiaban la vida, podían vivir con dignidad y, al mismo tiempo, nos humanizaba a los de aquí porque nos hacía salir de nuestro confort y nos sigue haciendo salir, ver esa realidad, lo que nos hace más solidarios.
¿Cuándo comenzó a trabajar ya como Manos Unidas?
Como Manos Unidas comenzamos en 1978, pero la Campaña contra el hambre ya comienza en 1959, con mujeres de Acción Católica.
Dice que dos terceras partes de la población mundial pasaban hambre. ¿Ha mejorado mucho la situación?
El hambre sigue, no tanto como en aquella época, pero sigue habiendo hambre y a la pobreza ya existente se ha añadido la que provoca el cambio climático. Tenemos que seguir luchando contra el hambre.
Comprueban que sus iniciativas cambian para bien la vida de las personas.
Desde aquí tratamos de sensibilizar y financiar esos proyectos, pero tenemos los socios locales. La labor de Manos Unidas sólo es posible gracias a la implicación y profesionalidad de nuestros socios locales. Hoy hay más de 400 organizaciones que trabajan con esas comunidades a las que apoyamos, congregaciones religiosas, asociaciones, cooperativas. Aquí, el otro día, el padre Miguel Jiménez, que estuvo en Burkina Faso, hablaba de los proyectos de agua de Manos Unidas y, el padre Miguel, junto a otros sacerdotes era uno de estos socios locales allí, como Pedro Ortuño o Manuel de Diego. Los socios locales son nuestros ojos y manos en esos países, porque nos dicen a quién hay que apoyar, tras estudiar el proyecto. Los socios locales son los que controlan que el proyecto vaya adelante. Así, el dinero que va, llega a su objetivo.
No tienen la sensación de que su trabajo es una gota de agua en un océano.
Pero como decía la madre Teresa, sin esa gota, el océano tendría menos. Hay sitios en los que de ven mucho todas esas mejoras, pero siguen habiendo guerras, políticos corruptos y está faltando algo.
¿Qué países son hoy los más necesitados de ayuda?
Las necesidades varían según los países. Los hay, por ejemplo, con escuelas, pero faltan centros de salud; otros en los que debido a las sequías, pasan hambre y hacen falta pozos. Hablamos de África, Asia, principalmente India y estamos en Centroamérica y América del Sur, porque también el cambio climático les está afectando muchísimo, con inundaciones y sequías.
¿Satisfechos por la recepción de la campaña anual?
Por lo pronto ha ido bien. La gente colabora, aunque no sabemos aún cuánto será el importe de la colecta que se recibe de las parroquias. Siempre va bien y compensamos.
Lo ideal sería que no fuese necesaria la ONG...
Lo que sí sé es que a esas pobrezas anteriores hay que sumar lo que está originando el cambio climático, provocado por el hombre.