Más de 2.000 unidades de la manta de juego Salvando a Llanetes, un proyecto para enseñar reanimación cardiopulmonar a escolares nacido en la Facultad de Enfermería de Albacete hace una década, están circulando por centros educativos españoles con el objetivo de salvar vidas.

Además, la iniciativa ha llegado también a otras partes del mundo como Gambia, Angola y Perú, desarrollándose en este último  un proyecto de investigación de mayor envergadura en relación con este ámbito. 

«A los niños les llama mucho la atención esta actividad», cuenta Ángel López, docente en la Facultad de Enfermería de la capital albacetense y uno de los creadores de este proyecto, que se basa en una manta de juego que incorpora, por un lado, instrucciones sencillas sobre la reanimación cardiopulmonar y, por otro, lo que más gusta a los más pequeños, a la entrañable figura de Llanetes, con un corazón de plástico de cierta dureza que, si se presiona adecuadamente y como si se estuviera desarrollando una reanimación, comienza a pitar en señal de que se ha logrado «salvar» a la paciente con la maniobra.

Este «novedoso y bonito» proyecto, en palabras de López, comenzó a fraguarse en 2014, cuando un grupo de docentes de la UCLM que enseñaba reanimación por los colegios se dio cuenta de que los escolares de Infantil «se asustaban con los típicos maniquíes» con los que trabajaban. Al percatarse de que no había ningún recurso educativo en el mercado dirigido específicamente a los niños, comenzaron a trabajar para ofrecer una alternativa que resultara más atractiva para este grupo de edad.

Y con la idea en mente de que el proyecto se identificara también con la ciudad, se contactó con la diseñadora Susana Sánchez, del grupo Albaceteños Cien por Cien, creándose esta manta de juego que lleva insertada la figura de Llanetes y que ha sido bien acogida por el siempre exigente público infantil.

Desde entonces, este proyecto que aúna la parte didáctica con la lúdica no ha dejado de expandirse por colegios de todo el país con este recurso que incluye desde la recomendación más básica para los escolares, que es llamar al teléfono del servicio de emergencias 112 en caso de urgencia y dar la dirección, hasta instrucciones más complejas para llevar a cabo una reanimación cardiopulmonar, aunque López deja claro que solo los niños más mayores tienen la fuerza y destreza suficientes para poder practicar correctamente una maniobra de este tipo a un adulto.