El nuevo plan de cuenca del Tajo arrancó en 2022 y, obligado por las sentencias del Tribunal Supremo, recoge por primera vez unos caudales ecológicos para el río que, además, tienen que ir in crescendo. Para conseguir ese objetivo es fundamental meter mano a las reglas del Tajo-Segura y el propio Gobierno de España se marcó una fecha para que entrasen en vigor las nuevas normas: febrero de 2024. Deberían llevar, por tanto, un año en funcionamiento, pero todavía el Ministerio para la Transición Ecológica no las ha sacado. Llevan doce meses de retraso y, mientras tanto, durante esos doce meses se han seguido autorizando trasvases conforme a unas reglas que deberían estar caducadas.
En concreto desde febrero de 2024 se han autorizado trasvases por 378 hectómetros cúbicos. Es casi el doble de toda la capacidad que tiene un embalse como el de la Fuensanta, en Albacete. Gracias a las lluvias del pasado invierno y primavera los embalses de cabecera, Entrepeñas y Buendía, subieron a nivel 2 o situación hidrológica normal. Eso ha hecho que mes a mes se hayan podido aprobar trasvases de 27 hectómetros cúbicos. Además a partir de julio esos trasvases se han aprobado de manera trimestral, a 81 hectómetros cúbicos por trimestre. Así se hizo para julio, agosto y septiembre, luego para octubre, noviembre y diciembre y, finalmente este enero se ha acordado otra derivación trimestral que durará hasta marzo.
El caso es que estos volúmenes de agua que están saliendo del Tajo serían diferentes con unas nuevas reglas. La clave precisamente de las normas que regulan el trasvase es que fijan qué volúmenes pueden salir de la cabecera del Tajo en función de la situación hidrológica de los embalses de Entrepeñas y Buendía. También establecen cuáles son los umbrales para pasar de un nivel a otro. Tanto los umbrales como las cuantías podrían cambiar con unas nuevas reglas a fin de garantizar unos caudales ecológicos para el río.
En estos momentos el nivel más grave es el número 4, lo que impide aprobar trasvases. Con las reglas actuales esa raya no trasvasable está por debajo de los 400 hectómetros cúbicos.
El siguiente nivel es el número 3, de situación hidrológico excepcional, cuando la cabecera del Tajo está por encima de los 400 hectómetros cúbicos, pero no supera una barrera que va cambiando mes a mes. Por ejemplo, esa raya está en 586 hectómetros cúbicos en abril, o en 688 en julio. En este nivel 3 los trasvases pueden ser ahora de un máximo de 20 hectómetros cúbicos.
El nivel 2, o situación hidrológica normal, es el que tiene la cabecera en estos momentos y que lleva manteniendo durante el último año. Es el nivel que se establece cuando los embalses de cabecera están por debajo de los 1.300 hectómetros cúbicos. Las reglas actuales permiten trasvasar 27 hectómetros cúbicos cada mes.
Para llegar al nivel 1, los embalses tendrían que superar los 1.300 hectómetros cúbicos, algo que ni siquiera consiguieron el pasado año, a pesar de todo lo que llovió. En este caso los trasvases podrían ser de 60 hectómetros cúbicos al mes.
La Junta pierde la paciencia. A lo largo de los últimos doce meses la Junta de Castilla-La Mancha no ha dejado de insistir al Ministerio para la Transición Ecológica para que apruebe las nuevas reglas. Fue en abril cuando sacó una consulta previa, pero sin presentar todavía un borrador de la propuesta que hacía el propio Ministerio.
Desde entonces no ha habido noticias al respecto. La pasada semana hubo Consejo del Agua de la Demarcación del Tajo y el Gobierno regional volvió a reclamar la urgencia de aprobar y poner en marcha las nuevas reglas. La Junta exige también ver los informes técnicos que ha pedido el Ministerio para elaborar la modificación de esta normativa. Page apremió el pasado viernes. Dijo que «urge y mucho» y que «no hay excusas» para seguir retrasándolo.