El salón de actos de la Diputación Provincial acogió una nueva conferencia del ciclo de Aluex, con María Victoria Cadarso Vecina que habló sobre La pasión de Benjamín Palencia, un recorrido por algunas de sus obras maestras. La conferenciante, licenciada en Geografía e Historia, con la especialidad de Historia del Arte, comentó distintos aspectos de interés sobre la ponencia.
¿Por qué una conferencia sobre Benjamín Palencia?
Me lo pidieron y, la verdad, siempre me ha interesado mucho su pintura.
¿El Museo de Albacete tiene una buena colección de las distintas épocas de su trayectoria artística?
Sí, además fue una donación hecha por el propio Palencia y él estaba muy orgulloso de que su legado permaneciera expuesto de manera permanente en el recién inaugurado museo. Hizo la donación en 1977 y en noviembre de 1978 se inauguraba el nuevo edificio en el parque y, efectivamente, la colección no es sólo de pintura, también tiene dibujo y abarca prácticamente de sus inicios. De 1915, está el Homenaje al libro, dibujos con diversas técnicas, y hasta 1978, con preciosos paisajes como Primavera o Almendro en flor, se cubre toda su trayectoria, aunque es verdad que esa trayectoria es amplísima y también hizo otra donación, en 1979, al entonces Museo Español de Arte Contemporáneo, hoy Reina Sofía, en Madrid. Para mí es un privilegio como manchega, como albaceteña, tener un legado tan estupendo y poder verlo cuando me apetece. Mucha gente no lo valora, al menos es mi percepción. Picasso, Dalí y está ahí Palencia.
¿En ese ramillete de grandes pintores españoles?
Sí, Benjamín Palencia es el gran paisajista y renovador, representante del arte nuevo en el siglo XX. No tenemos en cuenta la proyección internacional que tuvo, un hombre que salió de Barrax, un pequeño pueblo entonces. Llegó a exponer en París, Estados Unidos, Alemania, era absolutamente extraordinario.
¿Cuáles son sus grandes obras maestras?
Es muy difícil seleccionar, me ha costado mucho porque hay muchas cosas que me gustan y no solamente de lo que tenemos en el museo, también de la colección del Reina Sofía y cantidad de colecciones públicas y privadas. Una obra maestra que no debemos perdernos es Bodegón cubista de 1925, del Museo de Albacete, que llevó a la exposición de los Artistas Ibéricos de Madrid, y recibió muy buenas críticas. Por otra parte, a través de la obra de Benjamín Palencia puedes hacer un seguimiento de la historia del arte contemporáneo del siglo XX, porque por una parte es un clásico y, por otra, muy renovador, con una etapa vanguardista que es alucinante y pasó por el impresionismo, surrealismo, cubismo o contructivismo. Es un pintor versátil y completo, asombroso, de verdad.
¿Hay una etapa determinante en esa obra?
Para algunas personas, lo más novedoso es lo que hace antes de la guerra civil, el momento más rompedor pero para mí, la etapa de posguerra, paisajista, con esa pasión que pone en representar la naturaleza, con esos colores y pincelada cargada de materia, de una manera personal, que no se había hecho, es extraordinaria. No podemos olvidar en su trayectoria la fundación de la Escuela de Vallecas con su amigo Alberto Sánchez, que era escultor, y su participación en la compañía teatral de García Lorca. Él fue consciente de la importancia de renovar la forma de pintar el paisaje y lo acomete de una forma absolutamente personal.
¿Llegó a ser también profeta en su tierra?
Considero que sí fue profeta en su tierra y ahí está su presencia, especialmente a partir de 1951, con el primer premio en la primera Bienal Hispanoamericana, porque tuvo una repercusión tremenda. Venía muchísimo a las fiestas de su pueblo invitado, ahí están sus dibujos para las fiestas. Igualmente a Albacete, porque era amigo de José Antonio Lozano y era asiduo de la Galería Estudio. Estuvo muy vinculado a Albacete y a Barrax.