Cambió el escenario de la final de la Eurocopa, al Olímpico de Berlín, y también cambió el escenario en el que el Ayuntamiento puso una pantalla gigante, del Pincho de la Feria a la plaza de toros, que se llenó con miles de albacetenses que no pararon de animar al combinado nacional y que enloquecieron con el gol de Nico Williams, recién comenzada la segunda parte del choque.
Según pasaban los minutos crecía el nerviosismo y más de uno comenzó a comerse las uñas cuando en el minuto 72 empató el partido Palmer. España no cambió el guión, ni los aficionados de Albacete, con fe en su equipo y enloqueciendo al final con el gol de Oyarzabal que dio la cuarta Eurocopa a España.