«Nadie como la familia transmite la fe»

Redacción
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Monseñor Francisco Cases es el obispo emérito de Canarias, obispo de Albacete entre 1996 y 2005, participó en los actos del 50 Aniversario de la Parroquia de Nuestra Señora de las Angustias y San Felipe Neri

Francisco Cases, obispo emérito de Canarias, visitó Albacete. - Foto: Obispado

Nos trasladamos a la Casa sacerdotal donde se aloja D. Francisco. Aprovechamos su estancia entre nosotros para conversar, entre otras cosas, sobre el problema que tenemos en la actualidad sobre la transmisión de la fe a los niños y jóvenes. Cases expresa que el primer lugar «o el sitio normal de transmisión de la fe o, por lo menos, de los principios es la familia. Yo he aprendido los fundamentos de la fe en las rodillas de mi madre y de la mano de mi padre cuando pasábamos por una iglesia y me decía: vamos a ver al Señor, aunque no sabía ni lo que era una iglesia ni quien era el Señor». Recuerda también las primeras oraciones que le enseñó a rezar su madre y como ésta le enseñó a santiguarse. Todo ello supone «que los primeros datos de la fe, lo elemental, como quien es el Señor, quien es la Virgen y que se puede hablar con ellos con confianza» lo haya aprendido desde muy niño. Continúa diciendo que «cuando esas bases fallan y los primeros pasos en la fe se dan cuando los padres apuntan a sus hijos a la catequesis para hacer la Primera Comunión, entonces es otra cosa. La vida ya ha tomado otros derroteros, aunque sean muy pocos años. No es lo mismo aprender el Padrenuestro o el Avemaría con 7 u 8 años que con la leche de la madre». 

Ante esta situación, la parroquia tiene que hacer lo que hacen las familias. «La parroquia transmite la fe, pero la transmite como transmite la fe una familia, porque la Iglesia en una familia. Es decir, si la Iglesia transmite la fe de una manera excesivamente didáctica, como si estuviera en clase, entonces se aprenderán conceptos, se tendrán conocimientos. Pero no se tendrá el objetivo fundamental de la catequesis que es acercar a los niños, a los jóvenes, a los adultos a Cristo, hacer que lo conozcan e integrarlos en la comunidad. Esos dos elementos son los fundamentales y básicos de cualquier catequesis, a cualquier edad», comenta Mons. Francisco Cases. Muy emocionado recuerda la primera catequesis que da la mamá a su hijo cuando le colocan por, primera vez, al niño encima del pecho y ésta le hace en la frente la señal de la cruz o le dice: «Bienvenido pequeño, gracias a Dios». Esto supone que ese niño va a estar acercándose a Jesús de la mano y de la boca de la madre. 

Para Cases, las parroquias tienen que trabajan continuamente por acercarse a las familias, no solo a partir del comienzo de la catequesis de la Primera Comunión. Para el obispo, «nadie como la familia va a transmitir la fe y nadie como la familia va a integrar en la Iglesia, pero también es verdad que nadie como la Iglesia va a mantener viva la familia». La parroquia y la familia tienen que trabajar siempre conjuntamente. 

Otro tema que abordamos es el sentimiento de frustración o fracaso de muchos padres que, pese a su buen hacer e interés por transmitir la fe a sus hijos, estos ahora no continúan la senda de la fe. Mons. Cases nos remite al Evangelio, en concreto a las parábolas de la siembra ya que «no podemos olvidar que nosotros no somos los únicos que sembramos en los niños, en los jóvenes. La familia tiene que trabajar para no romper nunca los hilos de conexión que posibiliten el hablar con los hijos, así de sencillo. Aunque sea hablar de coches, de vestidos… Y a través de ese vínculo unido, alguna vez, los padres podrán aprovechar para enviar mensajes. Y sobre todo demos el testimonio sencillo de nuestra vida personal». 

Para terminar, D. Francisco recuerda la gozada que fue para él, cuando era nuestro obispo, experimentar el cariño y devoción que en Albacete se tiene a la Virgen de los Llanos. Y nos deja el siguiente mensaje: «que ese fuego de la Virgen de los Llanos se mantenga vivo en el corazón de todos, porque eso une mucho y es muy buen camino».