Miguel Romero

CATHEDRA LIBRE

Miguel Romero


Kiss

17/04/2023

Este pasado jueves fue 'el Día del Beso' y sin duda, me hizo sentir populismo en esa costumbre socio-consumista que tiene nuestro tiempo de conmemorar todo, no sé por qué ni para qué, pero lo cierto es que no hay concepto, razón, pensamiento o 'duda' que no se le dé protagonismo en esta sociedad del regocijo rocambolesco.
Pero si lo analizamos al detalle, declarar el día del beso puede ser algo que verdaderamente esté bien, por la necesidad, por el inequívoco sentido que ahora tiene ese reflejo, detalle o sentimiento. Besar es bonito, es 'lindo' como dicen los latinoamericanos, es un deseo intrínseco de querer demostrar afecto, admiración, deseo y sobre todo, amor.
Sin duda, besar es un acto corporal único en nuestra especie, un acto cargado de significado y simbolismo. Por eso, filosofar sobre el beso –como intento hacer yo- no tiene como única ambición reflexionar sobre el amor, sino que puede y debe aspirar a pensar en humanidad.
¿Humanidad? Una palabra casi olvidada, incluso a punto de ser eliminada del diccionario por su escaso uso; impedida por la necedad de los necios; anclada en el abuso de poder de quienes creen mandar en este mundo; una palabra necesitada para sentir la vida y que ahora, parece escondida entre la arena del egoísmo.
Ahora bien, qué terrible es cuando no besamos, porque no sentimos ese deseo, porque no nos sale, porque no hay ocasión, porque no creemos en ello; y que terrible también cuando no sucumbimos a la pasión de un beso, como si la vida tuviera sentido si ese beso no se presenta, es como si las letras solo fueran cerebro en esa poesía que se acabara y el corazón solo supiera de conceptos y no de sentimientos. ¡Qué triste!
Solo tengo compasión de esa gente que vive sin el beso del que hablo; es desalentador cuando no tenemos donde perdernos en la vida esplendorosa de un beso. Como dice Alberto Barradas, «ese beso furtivo, escondido, sesgado y algo pecaminoso; ese beso que vale la pena darlo y que no debe de ser nunca prohibido para nosotros»; Es necesario que cambiemos las balas por los besos, los gritos por los besos, los insultos por los besos porque la dureza de la vida necesita muestras de calor, de afecto, de placer, de bonhomía y de sentimientos. No dejéis de besaros, pero sobre todo, haciéndolo por deseo y no por compromiso.
 

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