El número es un objeto creado por la mente. En la vida cotidiana nos encontramos con situaciones en las que aparecen los distintos tipos de números, por no dejar de mencionar la cantidad de operaciones que debemos hacer constantemente con ellos, por ejemplo: los decimales los podemos encontrar en el peso y la longitud de un/a recién nacido/a; los naturales en el número del calzado o en la talla de la ropa; los enteros en la altitud y la profundidad, la temperatura o en el panel de un ascensor; las fracciones en las medidas de las cantidades de una receta…
Y es que tan complejo es todo, que las curiosidades nos asaltan constantemente. Ahora resulta que el ciento cuarenta y seis es un número actual, en base a una de tantas y tantas estadísticas que se hacen. Es el índice obtenido al cuestionar ante el público elegido en la encuesta de ¡cuántas veces miras tu móvil al día!
La media que ha salido de ese cuestionario a más de doscientas personas es que miramos nuestro móvil una media de 146 veces y la conclusión que extraemos de esto, es que nos hemos convertido en unos adictos a internet y al móvil, y es muy preocupante porque los expertos nos dicen que ese uso patológico que afecta a cualquier grupo de edad, social, educacional o económico, nos lleva a una adicción irreparable.
Analizar quiénes son los más propensos a ello puede ayudarnos a la terapia a adoptar, porque aquellos que están en situaciones especiales como jubilación, separación o dedicación exclusiva al hogar, al tener limitaciones de comunicación de movimiento son parte de 'esa carne de cañón', tal y como sucede a los que tienen declarados trastornos mentales o de personalidad; o las personas con características de baja autoestima, sentimiento de inadaptación, necesidad de sentirse querido y reconocido, infelicidad, carencias afectivas, inseguridad, soledad, búsqueda de sensaciones, tendencia a la fantasía, timidez, falta de habilidades sociales y tendencia a crearse una identidad ficticia.
Y es que vivir en una sociedad como la nuestra en el que la emoción prevalece sobre los sentimientos donde la publicidad, el tipo de diversión, los valores sociales, el arte e incluso las relaciones emocionales conducen al ser humano actual a considerar la emoción-choque por encima de la emoción-sentimiento, y eso no aporta nada bueno. Reflexionemos y ayudemos a actuar para romper esta sintonía y si no, caigamos también en ello. El futuro nos dirá.