Miguel Romero

CATHEDRA LIBRE

Miguel Romero


Crecer en la nostalgia

14/06/2021

La nostalgia nos indica que no es el pasado en sí lo que nos hace más o menos felices, sino nuestra actitud hacia ese retazo del ayer. La nostalgia es la añoranza del pasado, particularmente por una época o por un lugar donde tuvimos buenas experiencias o que nos generan buenos recuerdos. Puede ser un momento específico o la ‘buena época’ de la juventud, por ejemplo.
En siglos pasados se creyó que la nostalgia era una enfermedad, pero hoy sabemos que solo es un estado de ánimo. A través de la nostalgia se encuentran a menudo, vías de escape para un presente a menudo complejo y habitado por los problemas.
Sentir nostalgia puede llevarnos a su vez, a navegar entre los sentimientos de soledad, falta de sentido de la vida y desconexión con quienes nos rodean. Puede anclarnos en el pasado, olvidando que lo que existe es el ahora.
Ahora bien, otras veces puede mejorar el estado de ánimo y ofrecernos mayor seguridad. Siempre y cuando, eso sí, no tengamos que recurrir a ella de manera constante. La nostalgia se hace presente al entrar en contacto con un aroma, un objeto, un sonido o una imagen. En definitiva, algo que evoque un retazo del ayer.
Y vengo a reflexionar sobre esta palabra porque la Covid-19 nos he introducido en unos parámetros inesperados, valorando aspectos que antes no valorábamos, creyendo en valores que antes no creíamos, por lo menos lo suficiente, expresando sentimientos ocultos o desconocidos, recreando nuestro espíritu en busca de una espiritualidad egocéntrica, lejos de toda normalidad y ausente en situaciones anteriores.
No somos los mismos, sin duda, hemos cambiado y no todo para bien, desgraciadamente; sin embargo, el ser humano tiene la gran capacidad de sobrevivir a las adversidades y reencontrarse consigo mismo y con los demás, cuando las presiones aprietan. Y uno piensa cómo y por qué, la nostalgia de tiempos pasados, que fueron mejores, y no tanto para sentirnos jóvenes y recrear los tiempos de adolescencia, juventud y primera madurez, sino los tiempos más próximos al inicio de pandemia, aquellos en que vivíamos absortos en el consumismo, en lo superfluo, en el ‘gastar por gastar’, en la vanidad de tener más que el vecino, en provocar envidia y ser hipócritas; porque ahora, la pandemia nos ha puesto en nuestro sitio, nos ha hecho sentirnos humanos, reales, sencillos, humildes y normales. Dice el refrán que ‘no hay mal que por bien no venga’ y qué razón tienen todos los refranes, aquellos del abuelo, los que casi hemos olvidado y ahora tenemos presentes, porque la vida sigue y como tal, debemos ocupar nuestro camino. Seamos nosotros mismos y seremos mejores.