Recuerdo cuando estudiaba historia y metido de lleno en la poesía trovadoresca, evocábamos la figura de una joven mujer inglesa que llegó a ser la reina de Castilla en aquellos tiempos medievales. Lo recuerdo muy bien porque me causó tremenda impresión sus conocimientos, su actitud hacia la lírica y sus condicionantes en tiempos de guerra. Fue Leonor de Inglaterra o Plantagenet, esposa del mítico Alfonso VIII, vencedor de las Navas de Tolosa y conquistador de la ciudad de Cuenca.
Y es que me viene ahora este nombre al reconocer la trayectoria de un conquense universal: José Luis Perales, cantautor, compositor, productor y escritor español nacido en la Tierra de Cuenca, en esas tierras rojas de Castejón, campos alcarreños.
¿Y por qué entrelazo Balada con Perales? Porque nuestro conquense ha hecho de la Balada su eco musical internacional, ha compuesto más de quinientas canciones para otros y para sí mismo, ha sentido la poesía como letra musical, recordando aquella forma de expresar el canto cortesano del final de la Edad Media en Europa, teniendo claro que la poesía es disociada de la música, pero la musicalidad es creada en la escritura misma del poema. Y es así de sencillo. La balada tiene una particularidad y es la de repetir un mismo verso, estribillo, al final de cada tres estrofas; y tal vez, esa métrica ordenada sirvió para que autores europeos, americanos y orientales, plasmasen sus deseos, sus ilusiones, sus amores y desamores, sus encuentros y sus esperanzas en bellísimas letras donde la música enseñaba el alma al mundo.
Desde esa localidad de Castejón, el balcón de la Alcarria, donde José Luis naciese, el amor, la nostalgia y la paz han tenido protagonismo constante; desde niño, junto a sus hermanas, ha surcado los campos de amapolas, recorrido las callejas mientras San Blas y la Asunción le daban cobijo espiritual, buscado a su Lobero y reinando en sus eremitorios rupestres. Y ahora, en plenitud de vida y obra, en la madurez nos deja nuevo disco, nuevo libro, nuevo deseo: cantar en Cuenca, en su tierra, la que añora y la que le ha hecho despertar de ese sueño donde el reconocimiento y cariño le harán ser Hijo Adoptivo de esta ciudad, Medalla de oro a la Marca Cuenca y reconocimiento para Castilla-La Mancha en ese, su día regional, conquense y castellano manchego ilustre donde los haya, amigo de sus amigos, buscando siempre aquel velero llamado Libertad y dejando sentir su alma -su gran alma-, entre callejas y auditorios que llevarán su nombre para siempre, anidando con orgullo entre esas composiciones musicales que han dado la vuelta a un mundo de todos y para todos. ¡La voz de Perales se vuelve a oír en Cuenca, en Castilla-La Mancha y en el mundo!