Palabras como en remoto, teletrabajo o videoconferencia se han convertido en habituales en el mundo laboral debido a la crisis causada por la pandemia y el confinamiento de millones de trabajadores durante los últimos meses.
Pero las nuevas tecnologías y su disponibilidad no solo ayudan a las compañías que están localizadas en las grandes ciudades y en el medio urbano, las telecomunicaciones también pueden servir de salvavidas y de solución al entorno rural y a la conocida como España vaciada.
En este sentido, varios expertos analizan cómo estas nuevas prácticas han permitido mantener durante la crisis sanitaria muchos trabajos y servicios, al tiempo que evalúan si gracias a la tecnología puede producirse un retorno de las ciudades a los pueblos y, en consecuencia, ser parte de la solución a la despoblación o solo una tendencia pasajera. Las lecturas son diferentes.
¿Pero sería un retorno, una vuelta al campo o una colonización? Yes que algunos estudiosos han observado que la mayoría de los que ven en las nuevas y modernas tecnologías de la comunicación una posibilidad para establecerse en el medio rural solo han estado allí de forma ocasional; o que están idealizando un modo de vida que no en todos los ámbitos es mejor que el urbano.
Así, el sociólogo y antropólogo Pedro Tomé recuerda que las migraciones masivas del campo a la ciudad en España tuvieron una causa «multifactorial» y se alargaron durante dos décadas; «pensar que este proceso se va a revertir por un supuesto único en unos días no parece probable».
Para el profesor Miguel Ángel Sánchez, experto en innovación y transformación digital, se trata de derribar una barrera cultural «enorme» debido al miedo al cambio que siempre existe, pero la pandemia ha demostrado que España dispone de las herramientas necesarias y en los próximos meses y años van a aumentar -señala- los teletrabajadores y las empresas que acaben descentralizándose.
Según Sánchez, director en la Universidad de La Rioja del Máster en Industria 4.0, la pandemia ha puesto encima de la mesa que la educación o la asistencia médica a distancia «es viable» y puede abaratar costes o desplazamientos, y apunta la posibilidad «real» de dotar a los ayuntamientos o centros de mayores de salas para videoconferencias donde cualquier persona pueda pasar una consulta médica.
A las posibilidades y oportunidades de la educación, la sanidad o la Administración a distancia, el profesor suma las de la agricultura y la ganadería, dos sectores rurales todavía muy poco digitalizados.
E insiste en la importancia y necesidad de garantizar una buena conexión en todas las zonas rurales y en la disponibilidad de fondos europeos, nacionales y regionales para hacerlo; para llevar por ejemplo la fibra óptica o para favorecer el despliegue de las nuevas redes, como es el caso del 5G.
«Sin una buena red, la España vaciada está condenada a morir definitivamente», manifiesta Sánchez, convencido de que estas pueden aumentar la calidad de vida de los ciudadanos que hoy viven en el mundo rural y ser también el motor que empuje a muchas personas a vivir en esos pueblos.
Diferencias geográficas
Por su parte, el sociólogo Pedro Tomé, investigador en el Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC, percibe que no ocurrirá lo mismo en los pueblos cercanos a las grandes ciudades que en los que están alejados; en áreas de montaña o en el llano; y que los planteamientos serán diferentes entre jóvenes o mayores, entre hombres y mujeres; entre familias con o sin hijos.
Muchas de las predicciones que se hacen sobre la posibilidad de resolver cuestiones laborales a distancia asumen, «sin expresarlo», que se va a trasladar el estilo de vida urbano al campo, según este experto, que apunta que «los que asuman esa idea podrán encontrarse con un viaje de ida y vuelta».
«Una familia difícilmente podría irse a un pueblo aunque pueda trabajar en remoto si no hay escuelas o posibilidades de socialización para sus hijos; en la educación es más importante convivir con iguales que recibir clases online», corrobora.
Repensar el futuro
Tomé mantiene que esa vuelta a un medio rural ni será hacia los lugares con más problemas de despoblación ni tan importante como para solventar esos problemas, aunque percibe «indicios» de que se está produciendo un cambio porque el estilo de vida de las ciudades resulta cada vez menos atractivo.
«Cualquier crisis es un momento idóneo para repensar si lo que se está haciendo es lo correcto o si hay que variar la dirección vital», según el experto, y observa que cuando alguien se traslada al medio rural lo hace para incorporar algunos de los valores fundamentales de este, como la vecindad.
La calidad de vida en el pueblo se debe también a la eliminación de las intermediaciones tecnológicas en las relaciones sociales: «Irse al mundo rural para estar encerrado y conectado telemáticamente tiene poca ganancia; la tecnología arregla, pero no es la solución».
Sánchez, sin embargo, mantiene que una buena conexión a internet puede ser hoy más importante para una población que disponer de una buena carretera. Tomé se aferra a un tópico de los pueblos: «Cuando las carreteras se arreglan vienen pocos y se van más», y aunque coincide en que la conectividad será «imprescindible», incide en la importancia de las infraestructuras tradicionales básicas para mantener la actividad en el medio rural.