La llegada a Francia tuvo una agradable sorpresa: «¿Es que vais a Albacete? ¡Pero si somos hermanos!». Ésta fue la acogida que dio Thierry Kovacs, alcalde de la ciudad de Vienne, a la expedición de 43 ucranianos y voluntarios albacetenses que hacen el viaje desde la frontera entre Polonia y Ucrania hasta la Mancha, entre ellos nuestro compañero y redactor gráfico de La Tribuna de Albacete, Rubén Serrallé.
Sucedió ayer, sobre las dos de la tarde. Los viajeros acababan de bajar del autobús que les había traído de la villa alemana de Lauf an der Plenitz, no muy lejos de Frankfurt. Habían tenido que volver a la carretera pasadas las cuatro de la madrugada, con el objetivo de llegar lo antes posible a Francia, al corazón del departamento de Auvernia-Ródano-Alpes.
Agotados, medio dormidos, se bajaron junto a un polideportivo habilitado por el Ayuntamiento y la Cruz Roja como centro de acogida temporal. Una pequeña parada camino de España, para comer y beber, tumbarse en un catre y recuperar un poco las fuerzas. Para los niños, los voluntarios tenían algunos juguetes para intentar distraerlos de la realidad que dejaban atrás.
Las emociones estaban a flor de piel. Nada más bajarse, dos señoras, una francesa y otra ucraniana, se funden en un abrazo como si fuesen dos amigas de toda la vida. En realidad, era la primera vez que se veían, «pero es que no me creía verlos al fin aquí, sanos y salvos», decía la señora gala, «cuando estamos viendo todo lo que pasa por la televisión».
Y allí estaba el señor alcalde, al pie del cañón, cuando en ese momento surgió la chispa. Tras las presentaciones, llegó el descubrimiento de que la expedición tenía punto de partida y de llegada Albacete que, como Vienne, es una de las capitales históricas de la cuchillería en Europa. De hecho, Albacete y Vienne firmaron su hermanamiento en 1995 justo por esta causa.
«Nos recibieron como si fuésemos de allí», relata Rubén, «y resultó que entre el equipo de asistencia del centro de acogida, en el que había médicos y psicólogos, también había traductores, así que vinieron dos y nos propusieron dar una vuelta para ver la ciudad, para estirar un poco las piernas, y se fueron una veintena, para ver la zona del río y la Catedral».
Este momento de tranquilidad vino bien al resto para dar los últimos toques de la llegada prevista para hoy a tierras de Albacete. Ahora, hay que decidir, sí o sí, adónde se va y para qué. No solo importa el alojamiento, también las circunstancias y las necesidades de cada cuál. Las opciones de trabajar, de estudiar, el estado de salud de cada uno, de tener un vida lo más normal posible en España mientras dura la tormenta, todo detalle importa.
(Más información en la edición impresa o en la APP https://latribunadealbacete.promecal.es)