Un millonario arsenal de guerra

Agencias
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La precipitada retirada de las tropas del Pentágono ha permitido a los talibanes acceder a todo su sofisticado equipamiento militar

Un millonario arsenal de guerra - Foto: STRINGER

Aunque la Casa Blanca pretendía que la misión estadounidense en Afganistán no llegase a cumplir 20 años, la reconquista de la nación por parte de los islamistas llevará a la delegación del Ejército norteamericano -más reducida, puesto que estaba a punto de llevar a cabo su repliegue definitivo- a firmar dos décadas en el país. Estados Unidos dio el paso definitivo contra el régimen talibán después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 y en ese tiempo ha gastado más de 2,6 billones de dólares en la guerra o, lo que es lo mismo, 300 millones de dólares al día. Un dineral que, según los expertos, incluyen 800.000 millones en el coste directo de la guerra y 85.000 millones para entrenar a las Fuerzas de Seguridad locales, cuya preparación ha quedado en evidencia tras el rápido avance de los insurgentes al tomar el país en apenas tres meses.

La capacidad de las tropas afganas fue sobreestimada, considerando que estaban ya preparadas para sobrevivir sin la ayuda internacional sobre el terreno, lo que precipitó el repliegue militar extranjero. Los errores de cálculo en la retirada de los soldados norteamericanos han provocado algo impensable: que miles de millones de dólares en equipamiento militar hayan caído en manos de los extremistas, que tendrán ahora acceso a tecnología secreta de las Fuerzas Armadas de EEUU. 

Desde helicópteros Black Hawk hasta rifles M16, pasando por un avión de ataque A-29 Super Tucano, los talibanes pueden haber capturado cerca de un millón de piezas de material militar, según una estimación del Departamento de Seguridad y Asuntos Internacionales de la Universidad de las Fuerzas Canadienses. El director de ese departamento, Walter Dorn, considera que supone «un gran desastre y una amenaza tanto para la paz como para la seguridad internacionales».

Además del armamento pesado, Dorn asegura que gran parte del equipo de inteligencia, vigilancia y reconocimiento proporcionado por el Pentágono a las tropas de Afganistán «ahora puede ser utilizado por los extremistas para espiar al pueblo afgano».

Otro riesgo de gran magnitud, apunta, es que los insurgentes exporten las armas y equipos «a naciones y grupos hostiles a los países y valores occidentales».

«Sabemos por experiencia que el armamento estadounidense perdido caerá en manos privadas, en el mercado negro, y terminará siendo utilizado en atrocidades masivas», señala el experto. En este sentido, recuerda que las armas que Washington proporcionó a Vietnam del Sur en los 60, que luego acabaron en manos del bando comunista, «todavía estaban alimentando guerras civiles en América Central en la década de 1980».

Esa posibilidad es aun «más preocupante» si se tiene en cuenta que entre 2003 y 2016 EEUU transfirió 75.898 vehículos, 599.690 armas, 162.643 equipos de comunicaciones, 208 aviones y 16.191 piezas de inteligencia, vigilancia y reconocimiento a las autoridades de Kabul, de acuerdo a un informe de la Oficina de Responsabilidad del Gobierno de 2017. Además, de 2017 a 2019, Washington entregó a las fuerzas afganas 7.035 ametralladoras, 4.702 vehículos Humvee, 20.040 granadas de mano, 2.520 bombas y 1.394 lanzagranadas, entre otros, refleja un informe del año pasado del Inspector General Especial para la Reconstrucción de Afganistán.

Diferentes fotografías que circulan estos días por las redes sociales muestran a combatientes talibanes con rifles M4 y M16, sistemas de rifles de francotirador M24 y ametralladoras M2 calibre 50. En otras imágenes se ven gafas de visión nocturna, radios y otros sistemas tecnológicos capturados por los talibanes, que también se apoderaron de vehículos militares, como Humvee y MRAP.

 

¿Cómo ha pasado esto?

Expertos en la materia no se pueden explicar cómo es posible que EEUU no anticipara el desgobierno que se vive en Afganistán. De hecho, un informe remitido un mes antes de lo ocurrido al Departamento de Estado preveía el caos que se avecinaba si se producía una retirada de las tropas y el rápido avance islamista. 

En la Casa Blanca hicieron oídos sordos. Eso sí, el profesor de Asuntos Internacionales de la Universidad de Columbia, Robert Jervis, reconoce que la victoria de los talibanes «fue mucho más rápida de lo que Estados Unidos había anticipado».

Sobre la cantidad de armamento estadounidense en Afganistán, subraya que la prioridad fue evacuar al personal, que se podía mover «mucho más rápido que el equipo pesado». Asimismo, Washington esperaba que el equipamiento castrense fuera utilizado por las fuerzas del Gobierno afgano contra los talibanes, por lo que no lo trasladó a territorio estadounidense con anticipación. «Ahora, pagaremos un alto precio porque todo esto ha caído en manos del enemigo», vaticina.

Como Dorn, Jervis anticipa que «lo más peligroso» contra Norteamérica y sus aliados de lo capturado por los talibanes son las armas y equipos que contienen «tecnología secreta». En manos equivocadas ese material puede ser extremadamente peligroso.