«Hoy seguimos con la misma ilusión de difusión de la música tradicional que cuando empezamos y espero que sea por mucho tiempo». Son las palabras de Llanos Monreal, la albaceteña –con ese nombre no podía ser de otro lugar- quien es la cantante del legendario grupo de músicas de raíz Nuevo Mester de Juglaría, que celebra la casi increíble cifra de medio siglo de exitosa actividad ininterrumpida, tanto en sus labores de investigaciones folklóricas, y sobre todo en discos y en conciertos. Con tal motivo han iniciado una gira por toda España que les ocupará muchos meses, y en la que la paisana confía no se quede fuera Albacete, como ya ocurrió en la del cuadragésimo aniversario.
Porque, muy a su pesar, «y de todos nosotros, porque aparte de ser yo de Albacete, mi tierra nos cae muy bien a todos», precisa Llanos- en esa serie de actuaciones para celebrar las cuatro primeras décadas de servicio a la música en particular y a la cultura en general, en 2009, tampoco visitaron nuestra capital, donde su anterior concierto se remonta a 2003 en el Teatro Circo. De aquel recital guardan un magnífico recuerdo: «Fue una experiencia magnífica, que esperamos repetir ahora allí o en cualquier otro escenario albacetense».
Esa esperanza de seguir durante bastante tiempo actuando, a la que se refería Llanos, tiene visos de cumplirse, porque, por ejemplo, su recital del pasado martes en Madrid, con público a reventar que coreó muchas de las interpretaciones del Mester y acabó en pie y bailando en los varios bises que regalaron, fue todo un éxito. Y precisamente dos de las más cantadas en conjunto por los felices asistentes, El romance de El Pernales y La jora del que arriba que abajo, tienen mucha relación con Albacete.
Como recuerda la paisana, que se alegra enormemente de ver las reacciones de todos y cada uno de los públicos españoles por donde han pasado a lo largo de sus cerca de los dos mil conciertos que han protagonizado en este medio siglo de actividades: «Estas dos canciones las recogimos conjuntamente con Manuel Luna, un gran amigo: una de un señor que se llama José Tolano en una aldea del pueblo de Barrax, que se llama Casa de Caballo; y la otra del Canto de Segadores, de Chinchilla».
La paisana, además del intenso amor por la tierra que también ha inculcado a los otros cinco componentes del Mester -sobre todo a su marido, Fernando, y sus dos hijos igualmente músicos en otras facetas aunque a veces les acompañan en los extraordinarios directos del Mester, suele visitar con cierta frecuencia Albacete para ver a la familia y muchos amigos que conserva. Bastantes veces estos viajes los lleva a cabo en la Feria, por cierto en cuya calle del mismo nombre vivió de joven antes de marcharse a Madrid para sus estudios universitarios y donde la ficharon los del Mester. «Sí, lo de haber residido en esta calle es todo un privilegio», sostiene al recordar esa etapa de su existencia que aconteció después de pasar unos años en El Salobral, donde ejercía su padre como médico. Precisamente desde su óptica de residir desde entonces fuera de la tierra, amén de por lo que ha ido observando en tantos conciertos por la Piel de Toro, se alegra de que la Feria, que no era muy conocida hace años lo vaya siendo cada vez más, incluso con reconocimiento de su valor real. Y esta «modesta embajadora», cual se considera, también disfruta porque igualmente con el paso del tiempo se vayan sabiendo otras realidades de la tierra, «como la provincia, los vinos y la gastronomía y la industria cuchillera».