Biotecnóloga y bióloga molecular Sara García Alonso ha logrado en su carrera para conquistar el espacio lo que quizás no le ha dado una trayectoria de 10 años como investigadora en materia de cáncer. En su posición de primera mujer española candidata a astronauta, García Alonso se afana, junto a otros científicos de su equipo de investigación, por encontrar nuevos fármacos frente al cáncer de pulmón y de páncreas. Esta joven leonesa llegaba esta semana a Albacete como una estrella (todo el mundo quería hacerse fotos con la investigadora más mediática del momento) para participar como ponente en el II Congreso Regional de Castilla-La Mancha de Personas con Cáncer y Familiares, organizado por la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC). En su conferencia habló de la importancia de la investigación en cáncer, y la necesidad de destinar más fondos por parte de las administraciones públicas para que estas más de 200 enfermedades que se agrupan con el calificativo de cáncer, aunque otros investigadores hablan de tantos cánceres diferentes como personas a las que se les diagnostica uno, puedan ser crónicas y no causar la muerte.
Estudió el grado y el máster de Biotecnología en la Universidad de León. En 2018 se doctoró cum laude en Biología Molecular del Cáncer y fue premio extraordinario fin de carrera. Durante su tiempo como candidata a doctora trabajó como asistente de investigación universitaria para el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Desde 2019 trabaja como investigadora postdoctoral en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológica, donde lidera un proyecto para descubrir nuevos fármacos contra el cáncer de pulmón y páncreas en el laboratorio del bioquímico español Mariano Barbacid.
¿Aunque ha saltado a la opinión pública desde que en noviembre de 2022 fuera seleccionada por la Agencia Espacial Europea en calidad de reserva, para ser astronauta, convirtiéndose así en la primera mujer española candidata a ello, ¿detrás lleva a sus espaldas muchas horas dedicadas a la investigación en cáncer?
Sí, llevo más de 10 años trabajando en investigación contra el cáncer, y en muchos casos apoyada por la Asociación Española Contra el Cáncer. De hecho, fue la sede provincial de la AECC de Ciudad Real la que financió mi beca postdoctoral con la que me incorporé al Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) que es donde trabajo actualmente realizando estudios sobre medicina del cáncer.
¿Actualmente cuál es la línea de investigación en la que trabaja con su equipo de investigadores?
Yo formo parte del laboratorio del doctor Mariano Barbacid, y dentro de éste, que es de gran tamaño y lleva múltiples líneas de investigación, una de las líneas la lidero yo. Lo que buscamos es encontrar fármacos contra dianas terapéuticas que permitan mejorar la vida de pacientes con cáncer de pulmón y de páncreas, dos tumores que por lo general tienen mal pronóstico.
Hablamos de que tanto el cáncer de pulmón como el de páncreas son dos de los tumores malignos más agresivos, ya que en muchos casos desgraciadamente se diagnostican en una fase muy avanzada de la enfermedad ¿han encontrado algún avance terapéutico últimamente para frenar su progresión?
Efectivamente en ambos tipos de cáncer el mayor problema es ese, que el diagnóstico es bastante tardío y cuando los tumores empiezan a dar signos se encuentran muy avanzados, incluso metastamizados, de forma que la cirugía es mucho más complicada y además hay una falta de tratamientos específicos.
De tal forma que hay muy pocas opciones para este tipo de pacientes. Lo que nosotros buscamos con nuestra investigación es un tipo de tratamiento dirigido contra esas células en particular para ampliar el abanico de opciones para los pacientes afectados.
¿La medicina de precisión se convierte por tanto en el futuro para el tratamiento de todos los tipos de cánceres que existen?
Así es, cada tipo de cáncer tiene sus particularidades, pero es que cada paciente con cáncer también tiene sus particularidades. Ni un mismo tipo de cáncer va a responder igual a un tratamiento ni va a evolucionar igual, porque puede que haya una primera respuesta favorable y luego se generen resistencias. Monitorizar todo eso y tener en cuenta todos los datos para dar el tratamiento más idóneo, más preciso y más personalizado me parece crucial y es ahí a donde deberían ir muchas de las investigaciones actuales en materia de cáncer.
Su conferencia dentro del II Congreso Regional de Personas con Cáncer y Familiares de la AECC se centró en la importancia de la investigación en cáncer ¿hacen falta muchos más fondos para que los avances sean más rápidos?
Falta mucha inversión, si sólo dependiéramos de la financiación pública no se podría hacer absolutamente nada en materia de investigación. Es cierto que hay inversión pública para investigar en cáncer, pero es claramente insuficiente, muy insuficiente. Gracias a aportaciones privadas como por ejemplo las de la fundación científica de la AECC los investigadores podemos ir un poco más allá y avanzar en nuestras investigaciones, pero insisto hay que hacer una apuesta mayor por la ciencia, porque sigue haciendo falta mucha financiación.
Las asociaciones como la AECC hacen mucho más de lo que les correspondería porque organizan multitud de actos benéficos para recaudar fondos tanto para investigación como para financiar otros servicios que prestan a los enfermos. ¿Qué piensa de los mecenas, de esos empresarios a los que les sobra el dinero y lo destinan a la ciencia, anima a que sean muchos más?
Desde luego sería una muy buena fórmula y de la que todos saldríamos beneficiados. Por lo tanto aquéllos mecenas que no sepan que hacer con su dinero deben saber que la investigación en cáncer es una apuesta segura, porque gracias a ello van a mejorar la vida de mucha gente enferma.
¿Sabe que su ejemplo es un espejo en el que fijarse para las futuras científicas con el fin de seguir rompiendo techos de cristal?
Es algo que he intentado, una de las ventajas de este foco mediático en el que me encuentro a día de hoy es que se me ha dado una especie de altavoz para poder divulgar la ciencia, para trasladar a la población los beneficios de la investigación y para poder animar a futuras generaciones a perseguir sus sueños y dedicarse a carreras stem (aquellas carreras que son consideradas las profesiones del futuro), como son las es Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, si eso es lo que les motiva, porque realmente son las profesiones del futuro y mejoran la vida de la gente.
Con motivo de la celebración del 8-M y el 11-F, el Día de la Mujer y el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia, se ha puesto mucho sobre la palestra este problema de por qué las mujeres no persiguen carreras científicas, cuando en muchos casos en el colegio muestran mejor rendimiento que los niños. Después de mucho analizar el problema creo que esto puede deberse a una falta de confianza, a una falta de referentes, porque al final uno no puede soñar con algo que desconoces y si las niñas de hoy no tienen en los libros de texto ni en los medios de comunicación ejemplos de mujeres que hayan triunfado en carreras de ciencias les va a ser muy difícil pensar que van a ser la pionera. No todo el mundo piensa que eso sea una realidad. Por otro lado el miedo al riesgo, a cometer errores, ese nivel de auto exigencia que yo creo que es mayor en las niñas que en los niños es un compendio de cosas que puede desanimarlas a perseguir unas carreras que a priori se consideran difíciles. Hay que animar a las chicas a romper esos miedos, auto impuestos muchas veces y animarlas a atreverse a cometer errores o a cambiar de ruta si no les hace felices porque persiguiendo este camino pueden conseguir grandes cosas.
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