Ya sin la presencia de tropas extranjeras en Afganistán, y después de haber declarado la «plena independencia» del país, los talibanes apuran las rondas de consultas para formar su nuevo Gobierno, un Ejecutivo «inclusivo» que esperan poder anunciar en los próximos días.
«Se han completado las discusiones, intercambios de opiniones y consultas del Emirato Islámico (como se autodenominan los talibanes) sobre la formación de un nuevo Gabinete», aseguró el portavoz de los extremistas Bilal Karimi.
«Se ha allanado el terreno para la formación del nuevo equipo, que se anunciará muy pronto, en unos días», agregó, remarcando que la lista sobre los ministros sigue sin estar completa y que «aún no está claro» quién será el jefe de este Gobierno. «Tenemos que esperar ese anuncio», insistió.
Existen rumores de que el mulá Abdul Ghani Baradar, cofundador de los talibanes y jefe de la oficina política de los insurgentes en Qatar, pueda ser el próximo presidente de Afganistán, y que el actual líder de los extremistas, el mulá Hibatullah Akhundzada, esté por encima como una especie de líder espiritual supremo del país.
«El mulá Hibatullah Akhundzada es actualmente el líder del Emirato Islámico, pero será prematuro decir quién dirigirá el nuevo Gobierno», subrayó el portavoz, quien sí quiso «dejar claro» que el futuro Gabinete, pese a tratar de contar con personalidades de la política nacional.
A la espera de conocer quién estará al frente del país, ya se comenzaron a conocer algunos de los objetivos en política exterior y los talibanes reiteraron su interés de tener «relaciones aún más fuertes» con China, un país al que consideran «muy importante» de cara a la consolidación del futuro Ejecutivo de Kabul.
«China es una nación muy importante y fuerte en la región y ya hemos tenido relaciones muy positivas y buenas en el pasado», explicó un portavoz insurgente, que agregó que los islamistas quieren «mejorar el nivel de confianza mutua», algo a lo que también parece dispuesto Pekín.
Otro de los posibles aliados es Rusia, cuyo presidente, Vladimir Putin, afirmó que el resultado de los 20 años de presencia de las tropas de EEUU en Afganistán han traído «solo tragedias y pérdidas».
Su ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, recalcó la importancia de garantizar la seguridad de sus países aliados en Asia Central tras el repliegue de las tropas internacionales de Afganistán. «Después de la salida de las tropas de la OTAN, para nosotros lo más importante es garantizar la seguridad de nuestros aliados», insistió, recalcando que de ello «depende directamente la seguridad de las fronteras meridionales de la Federación de Rusia».
Menos conciliador es el tono de Pakistán, quien cerró sus puertas a los refugiados que tratan de huir de los talibanes. El mantra que repiten los altos cargos del Gobierno de Islamabad y del Ejército es que no permitirán más entradas, puesto que ya hay registrados casi un millón y medio de ciudadanos afganos.
«Ni una sola persona ha recibido el estatus de refugiado hasta ahora», apuntó el ministro del Interior, Sheikh Rashid Ahmad. «Solo estamos permitiendo la entrada de afganos con visado médico o de aquellos que trabajan para organizaciones internacionales y que son evacuados», agregó.