Galdós en Albacete y Albacete en Galdós

Javier López-Galiacho Perona
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Fue su obra 'Mariucha', escrita en 1903, la que uniría la biografía del célebre autor con la ciudad de Albacete

El actor Pepe López Alonso fue lector privado de Pérez Galdós. - Foto: Archivo familiar

La relación del mejor novelista de todos los tiempos en lengua española, Don Benito Pérez Galdós, con la ciudad de Albacete y su provincia, siendo significante, resulta para muchos altamente desconocida. 

Si miramos el callejero de Albacete y de sus pueblos, comprobamos en este año del centenario de la muerte de Galdós, acaecida el 4 de enero de 1920 en Madrid, que el gran escritor canario da nombre a una de las calles principales de la capital, pero también don Benito tiene el honor de contar con otras en pueblos como Villarrobledo, La Roda, Almansa o Caudete. Incluso existe una cafetería en la capital llamada Galdós. 

También la relación entre don Benito y la ciudad de Albacete se extiende hasta su localidad natal de Las Palmas de Gran Canaria. Allí se alza el imponente coliseo teatral que lleva su nombre y cuyas trazas arquitectónicas se deben al albacetense Francisco Jareño y Alarcón. Resulta curioso que la relación entre Las Palmas y Albacete esté coja. Albacete tiene una calle para Las Palmas, pero en cambio la capital grancanaria obvia en su callejero a Albacete, salvo a uno de los municipios de su provincia, Almansa.  

Pérez Galdós fue aclamado por toda España por su enorme popularidad y por su amplísima producción literaria, compuesta por 47 Episodios Nacionales y casi 100 obras entre novela, cuentos y dramaturgia. Fue autor de obras que llenaban teatros por toda España, como Realidad, La Loca de la Casa, La de San Quintín, Electra, Voluntad, El abuelo, Casandra o Alceste.

Pero fue precisamente su obra Mariucha, obra escrita en 1903, la que uniría la biografía de Galdós con la ciudad de Albacete, una historia que debe ser contada. 

Digamos que en Mariucha, don Benito denuncia cómo una familia aristocrática, los Marqueses de Alto Ley, venida a menos y arruinada, conciertan para salvarse, un matrimonio entre su hijo y la bella Mariucha, hija de una familia burguesa liberal. Mariucha no acepta el destino acomodado y sometido al marido, decidiendo emanciparse como mujer, con la compra, venta y arreglos de moda femenina, lo que choca con los intereses familiares y genera gran escándalo. 

Para interpretar la obra se elige un tándem de éxito con María Guerrero y su marido, Fernando Díaz de Mendoza. Se estrenó en el Teatro El Dorado de Barcelona, en julio de ese año, con enorme éxito de público, pero no de crítica, que le pega duro a don Benito. Pérez Galdós, tras la petición del matrimonio de actores, decide acompañarlos en la gira nacional por Castilla, Aragón y, finalmente, por las entonces provincias hermanas de Murcia y Albacete. 

La decisión de don Benito de embarcarse en la gira respondió a un triple motivo. Primero, el gran cariño a los dos actores. Segundo, su necesidad de mezclarse con el pueblo que lo idolatraba. Y tercero, por su interés en rozarse con la nación española para aprender de ella y conocer su alma, pues para Galdós hay tanta fuerza en la vida nacional, que España tiene capacidad suficiente para sanarse a sí misma. «Del fondo del alma nacional, nos tiene que venir la cura. España es nuestro médico», afirmaba don Benito.

La gira de Mariucha y Galdós por Murcia y Albacete se desarrolló así. Primero, autor y compañía teatral actuaron en Murcia (8 y 9 de octubre), luego en Cartagena (días 11 y 12), más tarde en Orihuela (15), y finalmente llegan a Albacete para la representación del 16 de octubre en nuestro Teatro Circo. 

Reconstruimos a continuación cómo fue aquel histórico día para la ciudad, siguiendo lo que publicó El Heraldo de Albacete, diario liberal de la tarde, fundado en 1899, que, dirigido por Lorenzo Ojeda, estaba sito en Alfonso XII (hoy Paseo de la Libertad), muy cerca del Teatro Circo, y al lado del Hotel Francisquillo, donde Galdós, Maria Guerrero y su marido se hospedarían aquellos días.  

María Guerrero y su marido, Fernando Diaz de Mendoza, Conde de Balazote y nieto de un tobarreño del mismo nombre que fue senador por Albacete (1877), se adelantaron a don Benito y llegaron en ferrocarril a Albacete el miércoles 13 de octubre, procedentes de Orihuela. El tren entró sobre las 7 de la mañana y cuenta el Heraldo que una animada concurrencia recibió a los actores. 

El dúo de actores venía contratado por los empresarios del Teatro Circo, Aguado y Coca, para tres representaciones. El 15 de octubre representan previamente un doble programa a teatro «lleno hasta las alturas», con El viejo celoso de Cervantes y el drama Caridad de Echegaray. El éxito fue grandioso (o sobresaliente). 

Esa madrugada del 15 al 16 de octubre, llegó Galdós a la estación de Albacete acompañado de «íntimos amigos». 

Aquel viernes 16 de octubre vibraba el Albacete teatral. La noche anterior fue la apoteosis de la Guerrero y su marido. Galdós ya había dormido en Albacete y esa tarde estaría junto a su Mariucha en un Teatro Circo, entonces con solo 16 años de vida desde su apertura en 1887. En las tertulias de los cafés El Progreso y Café de las Columnas o en la barra de la Cervecería Italiana, no se hablaba de otro tema. 

Aquella tarde-noche, cuando el matrimonio Guerrero-Díaz de Mendoza ya estaba en los dos camerinos principales con acceso por la calle de Carcelén, don Benito, acompañado por «íntimos amigos», salieron del cercano Hotel Francisquillo para acceder por la recién inaugurada fachada del Teatro Circo. Allí le esperaban las primeras autoridades civiles y militares de la ciudad y provincia. El pueblo se le echaba literalmente encima. El teatro aparecía repleto

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