Hay que ser optimista, pero las noticias nos empujan al lado contrario. Todo empezó con Rusia y su guerra ucraniana. Parecía que el mundo se venía encima pero la tierra no tembló. En un momento determinado aparece Hamás y en una operación no prevista por los israelíes mata a 1.400 personas y se lleva casi 250 rehenes. La carnicería la vimos todos en la televisión y el mundo tampoco tembló. Pero luego empezó la guerra de los israelíes contra supuestamente Hamás pero que sufrieron todos los inocentes que habían puesto de escudo en la franja de Gaza. La gente se moría de hambre, de sed, de la falta medicinas y empezó otra nueva carnicería. El mundo empezó a temblar porque entraba un nuevo país en el escenario bélico: Irán.
Se supone que los EE.UU. hacían de guardianes en el mundo, pero hay que reconocer que con Trump no había ninguna guerra y con Bidem las cosas se han puesto feas. Trump era un payaso, y todos temíamos y sobre todos los gobiernos "polémicos" temían una reacción del que parecía un loco. Pero ahí está el resultado.
De poco están sirviendo en todos los conflictos las organizaciones internacionales. La ONU está claro que no sirve para nada, la Unión Europea tampoco hace nada. Es como si el mundo se hubiera metido las manos en los bolsillos mientras contemplaba impertérrito como una ola de violencia se apoderaba de las zonas más conflictivas o más pobres del planeta.
España tampoco está que digamos al margen de toda esta historia, porque el episodio de la no dimisión de Sánchez ha salpicado el tablero político de nuestra nación. Es verdad que Sánchez está en el poder por los votos del Parlamento, y mientras no haya una moción de censura seguirá hasta el final de su mandato, y más adelante hay más si siguen los separatistas metiendo presión al gobierno de la nación.
Los únicos medianamente prudentes en el País Vasco, el PNV, que escondían la cabeza debajo del ala cuando la violencia terrorista sacudía al País Vasco, está perdiendo peso mientras lo están ganando los terroristas. El PSOE y el PP retroceden, y si va a gobernar el PNV lo va a hacer, -que contradicción ¿no?-, con el apoyo de la izquierda nacional. La izquierda contra la izquierda unida a la derecha separatista del PNV. Mientras tanto los catalanes separatistas que no dan tregua, aún a pesar del indulto y la promesa, en ciernes ya de la amnistía, en vez de apaciguarse y dejar la cuestión de la independencia para otro momento, anuncian ya que van a volver a repetir el referéndum y su intento de independencia. ¿Para qué ha valido el indulto y la ley de la amnistía? Para que se vuelvan a reír del gobierno de la nación en su misma cara.
Puigdemont se erige en capitán de los piratas, desafiando a todos y amenazando al PSOE sin que el PSOE se defienda.
Por una vez empiezo a ser pesimista. No veo salida. El enfrentamiento entre las fuerzas constitucionalistas hacen a los separatistas más fuertes y más descarados. España también está en llamas.