En 1962 empezó a tomar forma el que sería uno de los barrios más emblemáticos de la capital, Hermanos Falcó. Su proximidad al Hospital General y el crecimiento de la periferia de Albacete, como consecuencia del aumento poblacional por la llegada masiva de habitantes de los pueblos, hizo que surgiera esta barriada, que, medio siglo después, está plenamente consolidada e integrada.
Ahora, esta zona de la capital, conocida como Las Quinientas, aunque sus vecinos defienden que «somos Hermanos Falcó y, además, son 539 viviendas, no 500», recuerda el momento en el que se decidió la construcción de grandes bloques de viviendas, compaginados con edificios más bajos, que se construyeron para alojar a vecinos con pocos recursos y satisfacer la gran demanda de casa a bajo precio (y una calidad a la par).
De momento, «ya veremos cómo lo conmemoramos, porque tenemos pocos recursos», decía el presidente, Manuel Iniesta, en un agradable paseo que realizó con este diario por el barrio. «No somos una asociación grande, estaremos unos 150 socios, y, además, pagamos siete euros de cuota al año», explicó, «pero ahora no le podemos pedir más a la gente». Por eso, el homenaje principal que se le está dando a Hermanos Falcó es a través de una exhaustiva exposición de cómo surgió esta barriada y cómo ha evolucionado, elaborada por las arquitectas Elia Gutiérrez Mozo, que se ha encargado del trabajo de investigación, y Ángela Alcaraz Soriano, que se ha ocupado del diseño y montaje de la muestra que se puede ver, y ahí está el segundo hecho reseñable, en la nueva parroquia de Santo Domingo de Guzmán, inaugurada a finales de septiembre, y era una enraizada demanda vecinal.
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