Hasta ahora, cada centro, instituto o colegio, decidía en sus normas internas su tolerancia o no hacia los teléfonos móviles y demás dispositivos de comunicación. El uso masivo de los smarthphones por parte de los jóvenes ha obligado a muchos centros a prohibir su uso durante las clases. Pues bien, con la entrada en vigor de la Ley de la Infancia y la Adolescencia, el próximo 18 de noviembre quedará prohibido por ley, «salvo en los casos previstos expresamente en el proyecto educativo del centro o en situaciones excepcionales, debidamente acreditadas».
«Al alumnado le costará más acostumbrarse que a nosotros», dice convencido Félix Aparicio, jefe de estudios del Instituto Bachiller Sabuco, uno de los centros albaceteños donde el móvil está prohibido, excepto en el recreo, desde que hace un par de años se revisaran las normas de convivencia. «Este es uno de los grandes problemas que tenemos en los centros, una batalla diaria», confiesa Aparicio. Por eso decidieron castigar con una sanción leve a aquel alumno que fuese pillado in fraganti usando el teléfono móvil durante el periodo lectivo e incluso en los cambios de clase; en caso de reiteración, la sanción sería grave. Más de un alumno ha tenido que ser apercibido con un castigo leve, consistente en quedarse sin recreo o pasar una séptima hora adicional en el centro. Eso sí, no han tenido casos de reincidencia grave, precisa el jefe de estudios.
En 1º y 2º de Educación Secundaria son pocos los alumnos que llevan móvil al instituto, «afortunadamente, los padres colaboran y son pocos los chicos de entre 12 y 13 años que vienen con teléfono». Ahora bien, a partir de los 14 años «es más difícil controlarlos» y son mayoría los que llevan este dispositivo encima, «del que son responsables».
Los grupos de whatsapp. El móvil no sólo distrae en clase o en casa haciendo perder la concentración y robando minutos, e incluso horas, al tiempo de estudio. Sino que también se han dado otros problemas, conflictos surgidos en los grupos de Whatsapp. «Estos grupos están muy bien cuando se usan con fines educativos, pero también dan lugar a conflictos y como quedan ahí, por escrito, nos hemos visto a intervenir en alguna que otra ocasión», relata el jefe de estudios del Bachiller Sabuco, un centro donde cursan sus estudios 1.500 jóvenes que a la vuelta de una semana deberán tener en cuenta esta nueva prohibición legal.