El escritor albacetense José Antonio Suárez ha presentado su última novela, La Mirada Blanca, una obra en la que, entre otras, destaca el tratamiento psicológico de los personajes y la descripción de ambientes. El autor comentó a La Tribuna de Albacete distintos aspectos de interés sobre esta novela de misterio ambientada en la Antártida.
¿Por qué ese título?
La Mirada Blanca es la del Continente Antártico, casi desértico. La gente que viaja allí está sujeta a unas condiciones muy duras para sobrevivir.
Recordamos que Tercera República, su anterior novela, fue muy bien acogida.
Sí, fue un éxito, relativamente, no estuvo mal, pero en La Mirada Blanca cambio absolutamente de registro, porque si aquella era de política ficción, ésta es un thriller de misterio que transcurre en un entorno cerrado, la Antártida, en una base con siete personas que estudian la posible existencia de una bolsa de gas en el subsuelo. Esa perforación es muy cara, pero en el futuro, cuando nos quedemos sin petróleo, tendrán que ir a otro sitio y el último territorio virgen es la Antártida.
¿Qué plantea?
En esta novela planteo que la Antártida está sin protección legal porque los convenios internacionales se quedan sin efecto y las grandes petroleras se lanzan para ver qué pueden encontrar y España también tiene su compañía multinacional, con una estación de sondeo donde están investigando. La Mirada Blanca tiene una trama psicológica que ya había planteado en otras novelas, creando un entorno cerrado, asfixiante donde hay traiciones, misterios y peligros a los que los personajes se tienen que enfrentar. Lo que encuentran cerca de la base son unas instalaciones subterráneas que se construyeron en la Segunda Guerra Mundial, con unas cosas que no encajan con lo que la historia nos cuenta que sucedió. A partir de ahí, una trama, porque hay personas interesadas en que no se desvele lo que aparece en esas instalaciones, y están dispuestos a hacer cualquier cosa para que no salga a la luz, incluso aunque han pasado años.
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