Los restos mortales del sargento de la Guardia Civil Jesús Chaparro Salcedo, fallecido este jueves mientras hacía prácticas de montaña en Villanueva de Alcorón (Guadalajara), fueron enterrados ayer en Manzanares, localidad donde viven algunos de sus hermanos. De 45 años de edad y con tres hijos de 18, 16 y 12 años, Jesús Chaparro era natural de La Solana, donde también residen algunos de sus otros seis hermanos, por lo que «siempre que podía acudía al municipio solanero a visitar a sus familiares». Así lo recordaba ayer a La Tribuna el alcalde de La Solana, Luis Díaz-Cacho, quien destacó que la familia «es muy querida y conocida en la localidad», donde regentan varios negocios, por lo que su vinculación con el pueblo era «muy estrecha».
Chaparro estuvo destinado la mayor parte de su carrera en unidades de montaña en Ezcaray (La Rioja) pero llevaba desde 2007 en El Barco de Ávila, donde se encuentra la sede del Grupo de Rescate de Intervención en Montaña (Greim), si bien su ingreso en el Instituto Armado tuvo lugar en septiembre de 1986. Murió en acto de servicio, al precipitarse al vacío desde una altura de 90 metros en el interior de una cueva situada en el término municipal de Villanueva de Alcorón (Guadalajara), donde estaba realizando prácticas de montaña con otros agentes en la especialidad de espeología. «Cuando sus compañeros bajaron a rescatarle, ya no pudieron hacer nada por su vida», apuntaron fuentes del Instituto Armado, que confirmaron que las prácticas que el guardia civil solanero estaba realizando «forman parte del plan anual de instrucción».
Siempre le atrajo mucho la especialidad a la que ha dedicado la práctica totalidad de su vida profesional, como así manifestó él mismo en una de sus últimas entrevistas concedidas al Diario de Ávila; así como también mostró su afición al balonmano, pues jugó como extremo a finales de los 80 en el ya desparecido Club Balonmano de La Solana.
El fallecimiento del sargento del Grupo de Rescate de Intervención en Montaña de la Guardia Civil (Greim) consternó al municipio solanero al conocer la noticia, ya que «a pesar de que abandonó el pueblo siendo aún muy joven siempre se acordaba de sus raíces» y «no era extraño verle en numerosas ocasiones con sus hermanos como en fiestas o algún que otro fin de semana». Y por supuesto conmocionó a sus compañeros de la Comandancia de la Guardia Civil de Ávila y del Greim, quienes destacaron su amplía experiencia en el mundo de la montaña y su participación en cientos de rescates. Además, el ocurrido en Guadalajara es el «primer accidente mortal» que sufre un agente de los grupos especiales de intervención en montaña de la Guardia Civil desde su creación en Ávila.
El teniente Fernando Rivero Díaz, compañero y amigo personal de Jesús, destacó en una carta publicada en la pagina web del Ayuntamiento de La Solana su gran profesionalidad como experto en rescate de montaña y excelente preparación en el espeleo-socorro. «Una de esas personas altruistas que disfruta con su trabajo, el de salvar a gente cada día», relata en su carta Rivero, quien define al fallecido como «un chaval extrovertido, deportista», para el que «los grupos de operaciones especiales era su vocación».