Pocos artistas logran superar estilos, modas y tendencias afianzándose en lo más alto después de 55 años de trayectoria, sin duda Raphael es uno de esos elegidos y anoche volvió a demostrar su carisma en el auditorio del Pabellón de Congresos, lleno hasta la bandera para presenciar un nuevo recital de su gira internacional De amor & desamor.

Igual que sucediese en su anterior concierto en Albacete, celebrado en diciembre de 2013 en el Teatro Circo, el ruiseñor de Linares  derrochó entrega durante las más de dos horas de espectáculo, repasando sus grandes éxitos con arreglos novedosos que permiten descubrir nuevos matices en la interpretación intensa del cantante jienense.

Quizás el secreto esté en que Raphael afronta sus conciertos como si fuesen el primero; baste una anécdota al respecto, narrada a La Tribuna por el cantante de Niños Mutantes, Juan Alberto Martínez, banda que tocó junto a él en el Festival Sonorama y que se mostraba sorprendido de «la profesionalidad de un artista que parece estar hecho de otra pasta y que a estas alturas, cuando no tiene prácticamente nada que demostrar, realizó la prueba previa de sonido como si ya estuviese en pleno concierto... fue increíble». Ese alarde de profesionalidad y respeto por el público surtió de nuevo efecto y Raphael vivió otra gran noche.