Una industria llena de glamur y estrellas

Agencias
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El icónico estudio del majestuoso rugido del león fue pionero en la edad dorada de Hollywood con innovaciones como las grandes ciudades-plató, el technicolor y el modelo 'star-system'

Una industria llena de glamur y estrellas - Foto: Imagen de freepik

Hollywood no sería lo mismo sin estudios como la Metro-Goldwyn-Mayer, un gigante de la industria del séptimo arte que acaba de cumplir un siglo de vida y que deja en la retina colectiva filmes de la categoría de Singin' in the Rain o Ben-Hur. La reconocida productora del león ha realizado en este tiempo cientos de superproducciones llenas de glamur y de estrellas.

Cien años después de su formación, su legado -inmortalizado en la icónica introducción del majestuoso rugido de un león enmarcado por un dramático óvalo dorado- permanece en una industria cambiante y con un futuro incierto.

La historia del estudio convertido hoy en conglomerado de entretenimiento dentro del imperio Amazon comenzó en abril de 1924 cuando el magnate Marcus Loew, dueño de la cadena de cines Loew's Theatres, concretó la unión de Metro Pictures, Goldwyn Pictures y Louis B. Mayer Pictures, ahora conocida como MGM, con la intención de tener blockbusters de calidad para mostrar en sus salas.

Bajo la dirección de Louis B. Mayer, y con Irving Thalberg como jefe de producción, MGM fue el primer estudio en conciliar la idea de producción y distribución y gracias a ello poco tiempo después lo convirtió en la compañía más prestigiosa de Hollywood.

En 1925, MGM estrenó The Big Parade, una película que retrataba las atrocidades que un joven soldado vivía durante la Primera Guerra Mundial, y Ben-Hur, el épico filme ambientado en los tiempos de Cristo que cambió para siempre el concepto de lo que era un estudio de cine por la gran producción que requirió el rodaje, que reunió a cerca de 150.000 extras.

«Lo que hizo MGM fue convertirse en una corporación y allanar el camino para lo que hoy conocemos como estudios, esas grandes ciudades-plató», cuenta Angie Schneider, comisaria de la exposición Conozca a las estrellas: 100 años de los estudios MGM y la edad de oro de Hollywood, que actualmente exhibe el museo Hollywood de Los Ángeles.

La Metro-Goldwyn-Mayer fue la pionera en crear macroestudios para sus producciones, una tendencia que después imitaron compañías como Universal y Paramount, aunque  MGM siguió innovando y marcando precedentes.

El estudio fue precursor en la experimentación con el proceso de cine en color llamado technicolor y la sincronización de las imágenes con el sonido.

Si bien el technicolor fue utilizado desde mediados de la década de los 20, la técnica logró su consolidación con El mago de Oz, protagonizada por Judy Garland en 1939 y dirigida por Victor Fleming, una de las cintas más populares de la historia del cine.

Además, gracias al llamado star-system, el modelo de contrataciones de exclusividad de los actores, MGM mantuvo entre sus filmes a actores como Clark Gable, Greta Garbo o Jean Harlow, con quienes lograron perpetuar parte de la idea de glamur, elegancia y fama que rodeó la época dorada de la industria estadounidense de la que ahora tan solo quedan algunos resquicios.

«Había un estilo MGM que aunque la mayoría de la gente quizá no pudiera describirlo, sí lo reconocía en cuanto lo veía», cuenta Robert Thompson, profesor de la Universidad de Siracusa (EEUU).

El declive

Los musicales de gran despliegue que protagonizaron Frank Sinatra, Fred Astaire o Gene Kelly, marcaron una nueva etapa, pero su declive llegó cuando una ley antimonopolios de EEUU prohibió a los estudios ser dueños de la distribución de sus productos, lo que hizo que tuviera menos recursos para financiar sus proyectos, a lo que se sumó el auge que estaba teniendo la televisión.

Después de la nueva versión de Ben-Hur (1959) -la más conocida y exitosa- pocas películas sobresalieron con tal fuerza y finalmente la adquisición del estudio por el magnate Kirk Kerkorian, en 1969, terminaría con la imagen de la compañía como el «gran estudio de Hollywood» para asociarlo con la cadena de hoteles de Las Vegas.

Tras un camino tortuoso de varios cambios de dueños más y la bancarrota en 2010, MGM llegó a manos de Amazon en 2022, y su activo más valioso es su catálogo, conformado por 4.000 películas, 17.000 episodios de televisión y sus 180 premios Oscar.

«El impacto que las películas de MGM han tenido y siguen teniendo en los cineastas contemporáneos es extraordinario, por eso su legado está seguro, pero tengo menos confianza en su futuro», apunta Thompson sobre una industria que sigue encontrando nuevas reglas frente a los avances tecnológicos y las plataformas de streaming.